El humorista comparte su lucha interna, el poder de la espiritualidad y cómo encontró una nueva vida después de años de éxito y desafíos personales
Felipe Polanco: pensó que moriría a los 45, pero a los 44 encontró la fe que transformó su vida
(ARCHIVO)
El destacado comediante Felipe Polanco, quien celebra 50 años en la industria del entretenimiento, afirma que su vena artística la heredó de sus padres, pero subraya que fue su madre la que más incidió en su carrera, no solo porque ella era una excelente cantante, sino porque la relación umbilical que tenían no se ha cortado, a pesar de que ella ya no está en este mundo.
Boruga, cuyo nombre de pila es Felipe de Jesús Polanco Delgado, recuerda que, cuando era estudiante universitario, lo que más le gustaba era cantar, ya que su madre tenía una voz hermosa y su padre tocaba la guitarra.
Sin embargo, destaca que su madre, además de ser una gran cantante, era una narradora de cuentos muy ocurrentes y la persona más alegre de la familia. Por esta razón, quienes la conocieron dicen que fue a ella a quien él salió.
Polanco señala que, generalmente, los hijos tienden a imitar lo que hacen sus padres, pero él absorbió lo mejor de ambos. A su madre, quien amaba la lectura, la vio siempre con libros, por lo que también adoptó ese hábito.
Llegó a leer incluso las novelas de vaqueros, costumbre que le quedó y que le ayudó a desarrollar su capacidad para comunicarse con los demás.
En una entrevista con Héctor Herrera Cabral en el programa D'AGENDA, que se transmite cada domingo por Telesistema Canal 11 , el reconocido productor y conductor de televisión explicó lo difícil que es hacer reír a la gente cuando el comediante está atravesando problemas personales, familiares o de cualquier índole.
Sostuvo que es en esos momentos cuando se pone de manifiesto el verdadero talento profesional, ya que no se puede transmitir el mal estado emocional al público, que paga por disfrutar del show. Como ejemplo, relató una dramática situación que vivió 48 horas después de haber enterrado a su madre.
"Mira, a mi mamá la sepultamos un miércoles, y el viernes tuve que hacer un show. Mi madre para mí lo era todo, fue un golpe demasiado duro. Todo lo que hacía lo aprendí de ella, y dos días después de su entierro, tuve que presentarme", dijo.
Agregó: "La impresión fue tan fuerte que la llevaba conmigo, la sentaba en el palco del Maunaloa, en el segundo nivel, y yo la veía allí, pero uno tiene que desconectarse, porque el público no tiene la culpa", recordó Boruga.
Añadió que, al terminar el show, regresaba a su duelo, pero siempre con la obligación de cumplir con el público que había pagado por disfrutar.
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